Brotaste entre las sábanas,
tus ojos se abrian a medida que aparecia el sol.
Te advertí en mi mente cuando tu risa personó,
aquella que disolvia el silencio que carcomia nuestro estar.

Estabas dentro tuyo,
con la pasión que no sentiamos por primera vez,
con el beso que drenaba hasta el amanecer.
El tiempo se hacia nube cuando veia por tus ojos,
el espacio infinito con el roce de tu piel.

Te fuiste con la superficie en tus pies,
y el mar me ahogó para que la ilusión indiscreta me deje sin color.
Ahora el camino es de penas y aún termina en vos.
Ya no hay más que actuar,
sé que con vos me dejé elevar.