Llegaste a la casa, se saludaron, ella sonrió afortunada, sintiéndose la ganadora de un premio. Te mostró la casa, vos te deslumbraste por la belleza de cada ambiente. La TV estaba prendida seguramente en un canal de música donde pasan Prince Royce y demás canciones vacías y todas iguales. Estaba preparando la cena, vos nerviosa como siempre, la ayudaste a terminar de cocinar, se sentaron en la mesa, tímidamente comiste la mitad del plato, ella te preguntó si acaso no te gustaba, y vos le dijiste que no tenías hambre, que habías comido hacia un rato. Ella seguro no te creyó. Hablaron, de ella, de vos, se rieron, horas sentadas en la mesa hablando, mientras de fondo se escuchaba esa música barata. Hasta habrás lavado los platos, habrán comido postre, todo bien romántico.
Se hizo muy tarde, se sentaron a mirar la tv mientras hablaban y no se sacaban la mirada una de la otra, ella te comía con la mirada, vos te comías tu mirada y los disfrutabas. Empezaron a hablar del amor, de los sentimientos, de la profundidad de las palabras, vos te pusiste sensible, ella te acarició, sentiste la vulnerabilidad en las nubes, ella la sintió también, te sonreía mientras le hablabas, mientras le contabas sobre tu sufrimiento y sobre tu vida miserable , lloraste, ella te abrazó, te aconsejó, te sentiste como siempre quisiste. Te habló, te quiso besar pero la paraste, le dijiste que te daba vergüenza, lo intentó otra vez y la besaste, primero despacio para demostrarte amor, te acariciaba mientras te besaba, vos la besabas, te excitaste, ella también, te llevó a la cama, te acostaste con la cortedad de no conocer la cama, ella se puso arriba tuyo, te besó el cuello, vos te movías de la excitación, te sacó la remera, se aprovechó de tus pechos, de tus pezones parados, vos le sacaste la remera, la tocaste, sentiste su piel, sintieron calor, se tocaron, te metió la mano por debajo del pantalón mientras te besaba, vos le tocabas las espalda, la pusiste abajo, le besaste el cuello, las tetas, bajaste hasta su pelvis, le desabrochaste el pantalón, se lo sacaste suavemente, volviste a su boca, la besaste mientras ella te tocaba, te dio vuelta, te sacó el pantalón, te besó las tetas, bajó, llegó a tu concha, comenzó a chupártela, vos no podías más, querías cogértela, le agarrabas la cabeza, ella te enseño algo nuevo, algo que no podría escribir acá porque seguramente yo no lo sé , casi por terminar, no podías más, te pusiste sobre ella, la besaste, le llenaste las tetas de saliva, bajaste con los dientes, le empezaste a chupar la concha, tan grotesco como suena la palabra, ella gritaba, vos te ahogabas, transpiraban, sentías su olor, su sabor, su calor, ella te agarraba del pelo, te presionaba sobre su concha, seguía gritando, gritaba más, se contrajo, gimió con el grito desesperado de acabar, te acabó en la cara, vos subiste, la abrazaste, pero ella se puso sobre vos, se puso entre tus teas, te escupió, te mordió, vos le pedias más, le preguntabas si te gustaba cogerte, le decías que te cogía muy bien, le bajaste la cabeza, ella llegó a tu concha, sin atrevimiento te metió algunos dedos, los que supuso que entraban mientras tenía su cabeza en tu concha, te olía, te sumergía los dedos, los sacaba, te tocaba despacio, vos la apurabas, no podías más, te pasó la lengua despacio por la concha mientras tenías sus dedos adentro, le agarrabas la mano para que te la meta más adentro, le presionabas la cabeza, le decías que te la chupe toda, que te encantaba, solo querías acabar, gritaste, mucho, gritabas, gemías del dolor, te gustaba, ella se calentaba con tu grito, te cogía más fuerte, te mordía, te cogía, te chupaba, te cogía, más adentro, gritando, ella emitía el grito apretado en tu concha, tu desesperación se mezcló con la de ella, te cogía, gritaste, sumergió su lengua junto con sus dedos, gritabas más , gritabas, como siempre, gimiendo, no podes más, le llenaste la cara de vos, de lo tuyo, de lo mío, te la cogiste, le acabaste. Subió, te abrazó, abrazadas en la cama, sentían el cansancio, la respiración, el latir, la taquicardia del corazón, se dijeron cosas románticas que tampoco puedo escribir porque no las sé, porque no soy romántica. Se durmieron abrazadas, sin darse cuenta, se pasaron las horas. Ella te hizo el desayuno a las 2 de la tarde, te hizo sentir hermosa, valorada, respetada, todo por cogerte, escucharte y hacerte el desayuno. Tomaron mate durante cinco horas, hablaron, se miraban recordando lo que había pasado, seguro volvieron a coger pero con menos pasión, más rápido. Veían el sol por la ventana, románticas, enamoradas.
Te fue a buscar tu papá al lugar donde te la cogiste, ella te saludó con un abrazo sabiendo que ibas a volver. Se escribieron mensajes durante una semana, seguramente pasaron fotos y conversaciones subidas de tono, intentando cogerse por celular.
Pasó una semana, volviste, un domingo más, llegaste a la noche, cenaron, cogieron, desayunaron, se enamoraron del cuerpo, de la piel, del calor, de la voz, se rieron, se abrazaron cuando tenías ganas, se tocaron, se besaron, con lengua y sin lengua, en la boca y en todos lados, se escucharon, se acompañaron, me respondiste un mensaje a las 2 de la tarde, merendaron, cogieron rápido, te fue a buscar tu papa. Me llamaste. Y hoy.